LEYENDA DEL NORTE ARGENTINO
Cuando llegaron las corrientes conquistadoras de los blancos destruyendo ciudades, quemando templos, derribando ídolos, exterminaron a la realeza del Imperio Incaico - dominaron a los nativos - quienes en su desesperación retrocedieron en busca de refugios naturales en las laderas de las montañas (Pucará) o en las altas cumbres. En su retirada solo invocaban la protección de sus dioses, Inti (Sol) Quilla (luna) ante la eminencia de una derrota total, se pusieron a salvo las riquezas del Imperio, para ello se encomendó a un viejo sacerdote tan difícil misión, quién a pesar de los recaudos fue tomado prisionero y torturado por los invasores blancos para que diga donde había escondido el tesoro, nada consiguieron no pudieron vencer su juramento; Oh admirable anciano! en el silencioso escenario apareció la misteriosa Quilla, se le acerco al oído y le dijo:
Cuando llegaron las corrientes conquistadoras de los blancos destruyendo ciudades, quemando templos, derribando ídolos, exterminaron a la realeza del Imperio Incaico - dominaron a los nativos - quienes en su desesperación retrocedieron en busca de refugios naturales en las laderas de las montañas (Pucará) o en las altas cumbres. En su retirada solo invocaban la protección de sus dioses, Inti (Sol) Quilla (luna) ante la eminencia de una derrota total, se pusieron a salvo las riquezas del Imperio, para ello se encomendó a un viejo sacerdote tan difícil misión, quién a pesar de los recaudos fue tomado prisionero y torturado por los invasores blancos para que diga donde había escondido el tesoro, nada consiguieron no pudieron vencer su juramento; Oh admirable anciano! en el silencioso escenario apareció la misteriosa Quilla, se le acerco al oído y le dijo:
Supremo sacerdote, me envía Inti tu Dios, para salvarte porque has sabido guardar los tesoros de nuestro pueblo, nuestra religión y has sido fiel a nuestra raza. En recompensa pide lo que quieras que será concedido.
Este meditó unos momentos y respondió:
inti dijo: Oh diosa! protectora nada te pediré para mí, pero sí para mi raza vencida, no te pido ni armas, ni riquezas, danos un bien con el cual podamos soportar tal sometimiento y que a su vez ese bien en manos del enemigo se transforme en un mal, en un peligro para su raza opresora.
Entonces Quilla le respondió
Quilla dijo:El servidor mira hacia atrás ahora sigue con tu mirada el destello de luz que se ha detenido en esa planta de hojas verdes y ovaladas. Presta atención a ella, Inti le ha otorgado una secreta virtud, la de adormecer penas y mitigar fatigas. Que tu raza arranque sus hojas y las mastiquen su jugo será mejor remedio para soportar todo sufrimiento y si la raza invasora los imita tendrá su castigo. Su jugo que para nosotros es vida, para ellos significara la muerte, un vicio repugnante que al cabo de un tiempo aniquilará su raza.
A la mañana siguiente el Anciano llamó al grupo que lo acompañaba y les dijo - Por voluntad de nuestros dioses en estos cerros ha nacido esta planta llamada COCA, les contó sus beneficios y también les dijo que si querían saber los secretos del destino bastará tomar un puñado de ella y arrojándola al viento la dirección que tomen marcará el rumbo del bien, cuando el invasor de nuestra raza quiera sacar igual provecho sufrirá un castigo. Así nació la planta de la Coca, regalo divino, elemento mágico de rituales de nuestro pueblo.
LEYENDA DEL PUEBLO CHAVIN(Rio negro Amazonia central)
Habiendo sobrevivido de milagro a un naufragio, algunos indios agobiados por el hambre y ya sin fuerzas invocaron la ayuda del Sol. Este respondió iluminando con uno de sus rayos un arbusto; los náufragos recogieron las hojas y comenzaron a masticarlas. Poco a poco retornaron sus fuerzas, el hambre se calmó y así pudieron volver a sus pueblos. Llevaron consigo algunos ejemplares de aquella planta que había salvado sus vidas y se pusieron a cultivarla para continuar gozando sus beneficios.
LEYENDA DEL PUEBLO AYMARA(Bolivia)
Los aymará habitaban (y continúan habitando) las orillas del lago Titicaca. Cuenta la leyenda que el dios Khun, señor de los rayos, del trueno y la nieve, irritado por el poco respeto que los hombres del lago tenían por su morada situada en los montes próximos, les alejó de sus casas y les obligó a una vida nómada ocultándoles el camino de retorno. Privados de sus medios de subsistencia, los aymará comenzaron a nutrirse con plantas selváticas; fue así como conocieron el arbusto de la coca. Masticando la hoja, el hambre se alejaba, se vendía la fatiga, el camino se volvía más agradable y pudieron incluso retornar a su lago. A cambio, guardaron siempre respeto a los montes donde vivía Khun y donde crecía aquella planta prodigiosa.
LEYENDAS DE LOS INCAS PERU
Los harawaks eran los narradores sagrados de los incas. Ellos se encargaban de mantener viva la leyenda del origen sagrado de la planta de coca. "Encolerizado, el dios cruel había condenado a un pueblo inocente a vagar hasta el fin de los tiempos por las altiplanicies de los Andes. Afortunadamente, los hijos del Sol, Manco Capac y su hermana-esposa Mama Oclo, divinidades propicias, velaban por los infortunados. Para que pudieran resistir el hambre y el frío les enseñaron a mascar las hojas verdes de un arbusto: la coca. De esta manera pudo sobrevivir la raza inca".
Luego de la conquista y la imperiosa evangelización a que se vieron sometidos los habitantes de los Andes, el mito original fue adaptado a las exigencias de la nueva religión: "Tras el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, los diablos intentaron quitarle la vida. Cuando María, su madre, volvió a casa y no encontró a su hijo, se puso a buscarlo. Recorrió un largo trayecto sobre su asno, y se quedó muy debilitada por el hambre. Cristo la vio en ese estado y bendijo para ella un matorral de coca salvaje. María adivinó lo ocurrido; comió algunas hojas y ya no sintió hambre ni fatiga. María ofreció la planta a su pueblo y de esta manera los indígenas del altiplano siguieron tomando la coca"
LEYENDA DEL PUEBLO CHAVIN(Rio negro Amazonia central)
Habiendo sobrevivido de milagro a un naufragio, algunos indios agobiados por el hambre y ya sin fuerzas invocaron la ayuda del Sol. Este respondió iluminando con uno de sus rayos un arbusto; los náufragos recogieron las hojas y comenzaron a masticarlas. Poco a poco retornaron sus fuerzas, el hambre se calmó y así pudieron volver a sus pueblos. Llevaron consigo algunos ejemplares de aquella planta que había salvado sus vidas y se pusieron a cultivarla para continuar gozando sus beneficios.
LEYENDA DEL PUEBLO AYMARA(Bolivia)
Los aymará habitaban (y continúan habitando) las orillas del lago Titicaca. Cuenta la leyenda que el dios Khun, señor de los rayos, del trueno y la nieve, irritado por el poco respeto que los hombres del lago tenían por su morada situada en los montes próximos, les alejó de sus casas y les obligó a una vida nómada ocultándoles el camino de retorno. Privados de sus medios de subsistencia, los aymará comenzaron a nutrirse con plantas selváticas; fue así como conocieron el arbusto de la coca. Masticando la hoja, el hambre se alejaba, se vendía la fatiga, el camino se volvía más agradable y pudieron incluso retornar a su lago. A cambio, guardaron siempre respeto a los montes donde vivía Khun y donde crecía aquella planta prodigiosa.
LEYENDAS DE LOS INCAS PERU
Los harawaks eran los narradores sagrados de los incas. Ellos se encargaban de mantener viva la leyenda del origen sagrado de la planta de coca. "Encolerizado, el dios cruel había condenado a un pueblo inocente a vagar hasta el fin de los tiempos por las altiplanicies de los Andes. Afortunadamente, los hijos del Sol, Manco Capac y su hermana-esposa Mama Oclo, divinidades propicias, velaban por los infortunados. Para que pudieran resistir el hambre y el frío les enseñaron a mascar las hojas verdes de un arbusto: la coca. De esta manera pudo sobrevivir la raza inca".
Luego de la conquista y la imperiosa evangelización a que se vieron sometidos los habitantes de los Andes, el mito original fue adaptado a las exigencias de la nueva religión: "Tras el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, los diablos intentaron quitarle la vida. Cuando María, su madre, volvió a casa y no encontró a su hijo, se puso a buscarlo. Recorrió un largo trayecto sobre su asno, y se quedó muy debilitada por el hambre. Cristo la vio en ese estado y bendijo para ella un matorral de coca salvaje. María adivinó lo ocurrido; comió algunas hojas y ya no sintió hambre ni fatiga. María ofreció la planta a su pueblo y de esta manera los indígenas del altiplano siguieron tomando la coca"
"DIOS NOS CURA"
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